La oposición se prepara para ratificar la ley de DNU, pero el oficialismo especula con las fechas para que quede en un limbo

El oficialismo vivió como una victoria la aprobación, a medias, del proyecto que modifica la ley de DNU. Es uno de los temas que más irrita al gobierno de Javier Milei y el hecho de que -por el rechazo de uno de los artículos- deba volver al Senado le otorga a La Libertad Avanza un tiempo preciado en el que intentará que la norma quede en la nada.
La oposición más dura quiere sesionar este jueves, aunque son conscientes de la dificultad: empezó el sprint final de la campaña y el tema no le mueve el amperímetro a la gente, sumado a que los gobernadores volvieron a acercarse al Ejecutivo. “Todavía esta verde. A principio de semana empezarán las charlas para ver si hay posibilidades” reconocieron este viernes desde dos bancadas.
El oficialismo, por su parte, apuesta a estirar al máximo los tiempos. Creen que tendrán más chances de frenar la movida después de la elección, con el relanzamiento de gestión que tienen en mente. Pero también, porque si el proyecto se aprueba están decididos a vetarlo.
Y cuanto más tarde ocurra eso, mejor. Especulan con que si la hipotética insistencia de la ley vetada queda para después del 10 de diciembre, con los nuevos legisladores ya en sus bancas, el panorama es más favorable para el Gobierno. Si tras la elección se acercan al tercio en la Cámara de Diputados podrían blindar el veto y el proyecto quedaría enterrado.
“Obvio”, responden en la Rosada frente a la consulta de piensan vetarla si el Senado la sanciona.
Pero como contó Clarín, parte de la oposición asegura que Milei no tiene facultades para vetar este tipo de ley. Los legisladores opositores consideran que como la Constitución establece (en su artículo 99, inciso 3) que el Congreso es el encargado de regular el trámite de los DNU, el Ejecutivo no tiene potestad para rechazar el sistema que ellos estimen correcto. Frente a eso, imaginan un conflicto de poderes y un escenario de judicialización.
El texto en discusion limita el poder del Presidente para dictar Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) y le otorga mayor control al Congreso.
Actualmente, todo decreto de necesidad y urgencia entra en vigor desde el momento de su firma y queda vigente, a menos que sea rechazado por ambas Cámaras del Congreso. El proyecto en discusión da vuelta la ecuación: estipula que para quedar aprobado un DNU tiene que tener el aval de ambas Cámaras, por mayoría absoluta de los presentes, y fija para eso un plazo de 90 días. De lo contrario, el DNU cae.
El Senado le dio media sanción el mes pasado y este miércoles Diputados lo aprobó en general con 140 votos afirmativos, pero en la votación en particular el articulo 3 -que es el que fija la necesidad del doble aval y el plazo de 90 días- salió rechazado por un voto. Con la aclaración a viva voz de Facundo Manes (que figuró ausente en el tablero), ese artículo tuvo 128 afirmativos y necesitaba 129.
La pérdida de 12 votos entre la votación general y particular estuvo friamente calculada. “Atención al artículo 3, ese es el que nos importa”, había deslizado minutos antes de la votación una fuente libertaria.
La interna libertaria discute lo que pasó después. Algunos señalan que fueron clave los legisladores que jugaron para el oficialismo parlamentario que comanda Martín Menem, mientras que otros hacen hincapié en la cantidad de gobernadores que acordaron mover sus fichas para “ayudar” a Santiago Caputo.
Este último punto explicaría la secuencia del gobernador salteño Gustavo Saenz quien pasó de acampar enojadísimo frente a la Casa Rosada a tomar un café con Caputo, que bajó a la Plaza de Mayo a buscarlo, y casualmente esta semana ninguno de los tres legisladores salteños que le responden estuvieron presentes en la sesión. Ni siquiera para votar el Impuesto a los Combustibles Líquidos, un proyecto impulsado por los mandatarios.
En el Senado, por más que los mandatarios vuelvan a jugar con el Gobierno debería haber número de sobra. En la votación original el Senado aprobó el texto con 56 votos a favor y 8 en contra. Aunque algunos se den vuelta tienen margen suficiente para aprobar sostener la mayoría absoluta necesaria: 37 votos sobre 72. Pero por los motivos antes expuestos: la clave está en los tiempos.
Fuente: www.clarin.com